Tu silueta se formaba cada vez que el agua se elevaba y se
precipitaba sin impedimento al suelo mientras la música sonaba como una
burla a cualquier recuerdo nuestro.
A veces las mayores
despedidas se dicen en silencio mientras el frio acaba por congelar, lo
que en algún momento creías lo más importante en tu vida, una relación
destinada a no ser. Curiosamente reviví cada uno de los lunares de tu
cara, la suavidad de tus manos y el brillo de tus ojos mientras el agua
de colores aparecía frente a mí, niños
lloraban, gente corría para no mojarse y otros no lo hacían levantando
la cabeza para que el frescor de esa noche en la ciudad condal los
invadiera completamente.
Ahora mismo no podría enfadarme con nada
que lo haya hecho antes, estoy demasiado agradecida a todos esos buenos
momentos que me han ayudado a llegar hasta donde estoy hoy. La verdad me
aterra en muchos aspectos, la pérdida siempre me ha causado un
sentimiento de respeto y temor, queriendo hacerme inmortal en muchos
recuerdos y muchos momentos que, al mirar atrás, me definieran. Podría
enfadarme, es cierto. Enfadarme por tomar malas decisiones, por perder
gente a la que he querido, por no luchar lo suficiente, por volver a
elegirte una y otra vez en distintos universos y realidades paralelas
porque no sería quien soy si no fuera gracias a ti, a tu manera de
hacerme reír, a tu manera de jugar con los niños con tu nariz de payaso(
siempre lista para hacer disfrutar a los demás), tus ganas de comerte
el mundo y tus consejos de abandonar esos pesos que no dejan que
navegues libremente ( aunque eso significara dejar a tu mejor amigo o
alejarte de quien más querías).
Tu silueta se formaba cada vez que el agua se elevaba y se precipitaba
sin impedimento al suelo mientras la música sonaba como una burla a
cualquier recuerdo nuestro y yo solo deseaba que estuvieras mirando la
misma luna recordando lo felices que fuimos
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