Por un poco de orgullo y algo de impaciencia a veces dejamos
que muchas cosas que no creemos importantes pasen fugaces por nuestra vida y
cuando han pasado miramos hacia atrás con añoranza esperando recuperar lo
perdido.
Una antigua historia contaba la historia de dos jóvenes separados
por infortunios del destino, dos jóvenes sanos y alegres que se dejaron llevar
por el placer de un amor prohibido pensando que eran más fuertes que la vida,
el destino, las circunstancias y el tiempo.
Puede parecer típico decir que estos jóvenes se
enamoraron ya que esto ocurre en todas
las historias de amor que conocemos , no solo en las historias de amor pues
este termino es el mas utilizado a la hora de hablar de cualquier cosa; que irónico como hasta para contar las mas tristes
o injustas historias hablamos de amor.
Sabían la imposibilidad de su amor, sabían lo improbable que
era que las cosas cambiaran, que alguno de los dos diera su brazo a torcer, que realmente pudiera haber un futuro juntos donde
todo fuera perfecto, pero como en todas las historias de amor ambos se dejaron
llevar por el deseo, la pasión, el amor genuino como tal y se engañaron pensado en que podría haber un
futuro que aun sabiendo imposible podría
haber.
Los días pasaban, ellos se conocían mas, se amaban más, se
engañaban más pensando que serian mas rápidos
que el tiempo el cual jugaba de una manera letal con ellos.
Podríamos dedicar párrafos y párrafos contando anécdotas
divertidas, historias tristes, peleas tontas o cosas similares pero vayamos a
lo importante: al final.
Ella profundamente enamorada de el suplicaba algo de su atención,
ya que el con el paso del tiempo parecía haber perdido todo su amor por ella tratando
de evitarla, de no encontrarla de no hablarle
mientras ella rogaba algo de su amor, algo de sus caricias antes
recibidas…. Buscando algo.
Todo acaba el decide dejarla marchar, “Que alivio” pensó él
al principio hasta darse cuenta de que ella era lo mas importante para él, que
ella era la que hacia que cada día tuviera color, la que hacia que hubiera una razón
por la que sonreír cada día.
Ella rota, con el corazón una vez mas hecho pedazos sobrevive sale a flote y se recompone se hace mas fuerte hasta que el vuelve a ella suplicando su perdón,
y el retomar el amor que habían perdido, ella lo intenta pero ambos descubren
como para que el amor funcione ambos deben de entregar lo mismo deben amar igual.
Porque el amor de ella, aunque existente, se marchitaba poco
a poco mientras el moría de amor por ella.
El tiempo y el destino llegaron al final del camino donde un
océano los separaba y el amor que compartían ahora solo forma parte del
recuerdo.